La decisión
soberana de Venezuela de retirarse de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
CIDH, constituye una necesidad
de un estado democrático de no continuar validando las acciones parcializadas
de esa instancia, así lo aseveró el embajador de Venezuela ante la Organización
de Estados Americanos, OEA, Roy Chaderton.
El imperio norteamericano,
conocedor de los éxitos políticos, sociales y económicos de la Revolución Bolivariana,
se niega a aceptar la pérdida del control sobre los países de la región, aseguró
el diplomático venezolano.
Chaderton
ratificó que es competencia del Consejo de Estado recién creado, definir la
relación que sostendrá la nación con la Corte Interamericana de los Derechos Humanos
luego de su retiro de la comisión.